martes, 8 de febrero de 2011

Tres escritoras. Tres estilos. Tres heroínas .Un mismo tema
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Por J. Lagos
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Coincidentemente – o no, ya que por el temor a las malas traducciones leo libros escritos en español la mayoría de las veces, salvo excepciones que me garanticen buenos traductores, casos Umberto Eco o Ewan Mc Ewan o Martin Amis o Paul Auster y no mucho más – he leído, en estas semanas de verano, tres libros escritos por tres autoras españolas cuyo eje vertebral es la Guerra Civil que devastó a la península entre 1936 – 1939.
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Las tres escritoras a las que aludo son, por orden “de mérito” - empezando por lo menor y terminando por lo mejor- (ojo, que entiendo que esto puede sonar muy antipático y además, es muy personal – las comparaciones siempre son odiosas): Julia Navarro, María Dueñas y Almudena Grandes.
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Vamos por orden, como corresponde.
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Julia Navarro es una periodista que en los últimos años ha tenido un gran éxito con sus novelas, entre cuyos trabajos figuran La Hermandad de la Sábana Blanca o La sangre de los Inocentes. Ha vendido millones de ejemplares.
El título que nos ocupa hoy es Dime quién soy (Plaza & Janés)) un libraco de unas 1100 páginas - además la edición española, la única, es de tapas duras y pesa una tonelá (no lo recomiendo para leer en posición horizontal, precisamente, ya sea en el hogar o en la playa) – que se adentra en la investigación sobre una espía española que los descendientes han emprendido en nuestros días. Encargándole el trabajo a un joven periodista, la novela nos pasea por los años de la Segunda República española, la Guerra Civil, los tiempos de la guerra fría, la Alemania dividida o la caída del Muro de Berlín hasta llegar a la actualidad.
Lineal y desbordado de situaciones, con una prosa simple y con muchísimo diálogo, el libro entretiene por lo que de hechos históricos contiene y también por las coincidencias de las circunstancias, algunas tan inverosímiles que rozan el folletín. No faltan los momentos románticos, asimismo. Si bien la autora no presenta fuente bibliográfica alguna el conocedor del tema advierte las referencias verificables a lo largo de tantas páginas.
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La dejamos a J. Navarro para pasar a María Dueñas, autora de El tiempo entre costuras (Edit. Planeta – 650 págs). Con una prosa finísima, llena de metáforas sorprendentes por lo imaginativas y poseedora de un lenguaje depurado y rico, Dueñas también incursiona en el singular periplo de una muchacha española, que de simple modistilla de Madrid pasa a ocupar un lugar privilegiado entre los espías más reputados de su época. Con personajes de ficción enmarcados en un contexto histórico – y con una buena bibliografía a cuestas – la novela de María Dueñas tiene el tono de su autora, minuciosa en cuanto a verosimilitud (“Las convenciones de la vida académica de la cual formo parte, explica Dueñas en su nota final, exigen a los autores reconocer sus fuentes de manera ordenada y rigurosa”). Un excelente trabajo de una escritora hasta ahora desconocida para mí. Junto a la novela de Navarro, las dos se internan en el universo del suspenso policial.
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Finalmente, llegamos a Inés y la alegría de Almudena Grandes (Tusquets), obra monumental si las hay ya que integra una totalidad de seis volúmenes que la autora tiene planeado escribir en los próximos tiempos titulada Episodios de una Guerra Interminable, inspirada y vinculada a Episodios Nacionales de su admirado Benito Pérez Galdós, según ella confiesa. En alrededor de 730 páginas, Grandes (Las edades de Lulú o El corazón helado, entre otras) descubre para el fascinado lector la calidad de la literatura mayor; de una novela de episodios históricos donde no faltan el amor, ni los celos, ni la duda, ni la traición, ni el dolor, ni la revancha. Con personajes reales y otros de ficción, se recrean los vericuetos y circunstancias de un momento terrible de la historia del siglo XX, mediante una prosa compleja y riquísima por una parte, y sencilla y accesible por otra. A los personajes se los muestra humanos, mucho más que en las dos novelas anteriormente comentadas, quizá porque intentar el suspenso hace que el escritor provoque – a veces - situaciones forzadas.
Está el lector ante una gran novelista que, me atrevo a aseverarlo, aguardará ansioso la continuidad de este trabajo exhaustivo.
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En definitiva y volviendo al título de esta nota: tres escritoras; tres heroínas; tres estilos; un mismo tema. El pasado que vuelve y se refleja a través de lentes con colores y graduaciones diferentes.
Interesante fenómeno, por cierto.

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