jueves, 3 de febrero de 2011

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“El cementerio de Praga”, última ficción del gran maestro
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Por J. Lagos
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Tras la catarata de opiniones (algunas divertidas, otras ofuscadas) que ha provocado el último libro de Umberto Eco poco es lo que se puede agregar. Ya mucho ha sido escrito. Esta es simplemente una apostilla más a lo que ha sido dicho mejor por críticos literarios varios.
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El viejo maestro, zorro, astuto, se ha dado el gusto – una vez más, pero quizá más que antes – y ha vuelto a patear el tablero. Con un tema risqué, audaz, atrevido. ¿Pero quién, si no son los más involucrados, se puede sentir tocado? ¿Acaso todo lo que dice no está aceptado, masticado, degustado, en la más cercana iconografía de cada uno de los tipos humanos que analiza hasta trocarlos en clichés? ¿Hasta llegar a transformarlos en estereotipos – rayanos en la caricatura -que se repiten una y otra vez? Él debe haber pensado: ¡no seamos hipócritas, muchachos y digámoslo!
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El personaje principal del libro es una suerte de pintoresco misántropo-misógino, falsificador experto (cercano a una lacra humana) que nada ve bien en los demás - odia a todo bicho que camina…y él, en más de una ocasión, se las ingenia para que vaya a parar al asador. Lo que es seguro es una cosa: conviene tomar con humor este devaneo por los documentos apócrifos que se encarga de trazar – y muy bien – el protagonista del libro, hasta llegar a pergeñar lo que la posteridad conoce como Los Protocolos de los sabios de Sión. Tema controvertido si los hay, que Eco desafía y del cual sale airoso. Nadie se salva aquí: ni los judíos(han puesto el grito en el cielo instituciones varias) ni los católicos (el Vaticano se ha rasgado las vestiduras), ni integrantes de diferentes logias (templarios, masones, carbonarios, cada una ubicada en su tiempo) y comunidades (jesuitas) que en el mundo ha habido…y que seguramente siguen y seguirán existiendo. El tema en definitiva, es desenmascarar a quienes intentan la dominación mundial que, por lo que sabemos, hay y muchos. Ahora, en estos tiempos - llámense corporaciones, gobiernos de derechas y totalitarios, multinacionales, ideologías diversas, bandas, fábricas de armamentos, laboratorios farmacéuticos, etcétera - se siguen irguiendo fantasmas de supuestos dueños de la verdad que intentan apoderarse de voluntades y bienes ajenos. Sobre todo siempre a través de métodos violentos y aberrantes. Las formas cambian pero intrínsecamente el fondo es el mismo...
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Eco, con su conocimiento de la condición humana y tomándolo un poco en solfa, un tanto en serio, pone sobre el tapete una enorme erudición y fascina al lector con todo su conocimiento y con su pluma inigualable. Alrededor de treinta años de investigación para la escritura de este libro se suman a lo que venimos sabiendo de Eco desde siempre: a su talento literario se une un innato sentido del humor que hacen que hasta los temas más urticantes puedan ser tratados con donaire.
En definitiva: ¡Chapeau, maestro!
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