martes, 27 de febrero de 2007

Y los Oscar fueron para...

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Los premios Oscar tan prolijos, perfumados, políticamente correctos y demás, son cada año más anodinos. Y previsibles. Y aburridos…!

Recuerdan aquellas galas en la que sucesos como los de la renuncia al premio por parte de un rebelde Marlon Brando, o la carrera alocada de un tipo desnudo frente a la flema divertida de un cuasi sorprendido David Niven o el modelito barroco y desconcertante de la eterna Cher sorprendían al más pintado? ¿ O cuando las protestas políticas de Tim Robbins y su mujer Susan Sarandon encendían los corazones y los alertaban?…. La entrega de premios más celebrada del planeta ya no es lo que era. Es que los humanos odian el perfume, odian el color de lo diferente?

Vayamos por partes. La adjudicación de los premios en sí, para lo que se venía diciendo, se supondría inobjetable. O acaso usted no se había dado cuenta de que Scorsese (por fin, pues si no corría el riesgo de sufrir un infarto) recibiría el premio al mejor director después de tantas nominaciones anteriores? ( total Clint Eastwood ya ganó muchos galardones en los últimos años e Iwo Jima ya no le
importa a nadie); que Dame Helen Mirren se iba a alzar con el premio a la mejor actriz pues su interpretación de Isabel II no sólo dicen que es estupenda y cuidadosa de no herir susceptibilidades sino que de esa manera se queda bárbaro con el Reino Unido y las relaciones políticas están preservadas?
Con los premios a los afroamericanos (no se le ocurra llamarlos negros o gente de color) Forest Whitaker y Jennifer Hudson , los miembros de la Academia se han quedado con la conciencia tranquila. Y como en estos tiempos “hacemos todo bien”, solamente La Verdad Incómoda podía llevarse el premio al mejor documental .¿Quién le dice que en una de esas Al Gore vuelve a ser candidato a la presidencia y hasta lo postulan para el Nobel de la Paz?

Usted pensará que nada me conforma. Puede ser. He vivido el Oscar a lo largo de los años de afuera y de adentro (en 1986). Ya me las sé casi todas.

Pero – debo aclararlo- algunas cosas sí me gustaron: verlo a Gustavo Santaolalla gritando “Argentina!” nuevamente me encantó. En la recopilación de momentos inolvidables del cine hecha por Giuseppe Tornatore descubrir imágenes de La Historia Oficial (con la presencia de Norma Aleandro) me deleitó; el homenaje a Ennio Morriconi fue justo y sentido y last but not least advertir a las parejas de lesbianas empeñándose tan fervorosamente en demostrar a través de su vestuario la masculinidad de unas y la femineidad de las otras fue un espectáculo verdaderamente conmovedor…(no será mucho? Digo, no más…)

Jorgelina Lagos


Nota: a los latinos- por ahora y salvo excepciones – les han dicho “Mucho gusto y nos vemos”... La pobre de Penélope más El Laberinto del Fauno más Babel más González Iñárritu van a tener que esperar otras oportunidades…
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jueves, 15 de febrero de 2007

El león en invierno

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Espero que este año la Academia sea no sólo políticamente correcta como lo viene siendo en los últimos años (caso de galardones otorgados a intérpretes afroamericanos, por ejemplo) sino también inteligente y equitativa al darle a los premios un toque de humanidad que nunca viene mal. Todo esto lo digo con respecto a la candidatura que tiene Peter O’Toole.


Este grande de la pantalla ha sido nominado por ¿enésima? (no, en verdad es octava) vez al premio al mejor actor del año por su actuación en Venus (2006- dir: Roger Michell) que en nuestra lejana Argentina – y menos aún Córdoba- por razones de mercado y distribución aún no hemos podido ver. Y quizá nunca veamos.


Las reseñas y opiniones que ha recogido esta película hablan de una historia bella, maravillosamente contada y con un Peter O’Toole de antología, anciano, frágil y humano.


Difícil es opinar – o simplemente hablar- sobre un filme que aún no ha podido verse pero con un poco de (repito) humanidad más una pizca de sentido común considerando su trayectoria y sus personajes inolvidables ¿ cómo no darle el premio al mejor actor del 2006 al intérprete que desde aquel lejano 1962 en Lawrence de Arabia nos viene sorprendiendo y deleitando y que ha tenido que aguantarse en siete oportunidades el ninguneo de la Academia? ¿Se acuerda de Becket, Lord Jim, El león en invierno, La guerra de Murphy, entre otras? Ya sé, seguramente usted no se conduela como yo, lo admito. Puede que usted considere que hay situaciones peores- sin dudas- y que el hecho de haber sido nominado ya es un honor y que hace dos años se le otorgó un Oscar (consuelo) Honorario y que …


Sí, lo entiendo, pero hay algo que presiento: si el premio a Mejor Actuación Masculina se lo dan a Leonardo Di Caprio me temo que voy a cortarme las venas con una banana…Desde la época de El Aviador, pasando por Los Infiltrados hasta llegar a ese bodrio que se llama Diamante de Sangre Leonardito ha ido profundizando el surco entre sus bonitas cejas, surco que a esta altura ya ningún colágeno o botox podrían rellenar.


Si le dieran el premio a este chico, mire, vea, yo me sentiría como me hubiese sentido en 1990 si Tom Cruise hubiera ganado el Oscar por su actuación en Nacido el 4 de Julio.


Están en invierno en California. El viejo león (Leo también en el zodíaco) espera. Nosotros también esperamos.

Jorgelina Lagos
15 de febrero del 2007
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domingo, 11 de febrero de 2007

O mal não tem fim

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Lo dijo Alfredo Alcón en una entrevista que le hicieron antes del estreno de La Muerte de un Viajante, una de las apuestas de teatro mayor para este verano porteño, refiriéndose a la condición humana en general y a la reciente ejecución de Saddam Hussein, en particular – imágenes reiteradas hasta el cansancio en las pantallas de TV en todo el mundo (y bajadas a Internet con ribetes aún más espeluznantes)-: “Estas obras( como la de Miller) hablan de cosas esenciales en el hombre que quizá, penosamente, son inmodificables. Ciertos aspectos terribles del alma humana sabemos que no se van a ir así nomás y por eso estos textos perduran. Y no es que otras épocas hayan sido más crueles sino que, en las cosas esenciales, parecería que uno no cambia…Lo más terrible es que a lo cruel ya nos hemos acostumbrado. ¿Cómo es posible, si no, que veamos a un hombre (siendo) ahorcado en televisión y sigamos comiendo?”

En su ensayo El Retorno a la Barbarie en el Siglo XXI(Edit. El Ateneo- 2006), la investigadora francesa Thérese Delpech dice (pág.42): “Una causa del retorno al salvajismo ha sido el desfase creciente entre los progresos de la ciencia y la tecnología y la ausencia de un progreso semejante en el terreno de la ética. La inestabilidad del mundo contemporáneo proviene en gran parte de la dependencia cada vez más marcada de los hombres a las tecnologías, mientras que por un lado el psiquismo humano sigue siendo el mismo- eminentemente vulnerable- y por otro, los valores morales han perdido solidez. El poder del hombre aumenta de modo considerable pero las finalidades de su acción son cada vez más confusas y el equilibrio psíquico está amenazado constantemente por una excesiva cantidad de requerimientos”. Más adelante (pág 49) sigue diciendo Delpech:” Todo transcurre como si la vida apacible (de los europeos) gozara de una suerte de garantía de eternidad. Las nuevas generaciones olvidan las turbulencias del siglo XX (…) dichas generaciones pierden el sentido existencial de esas transformaciones, relegándolas a un pasado remoto a pesar de todas las ceremonias del recuerdo que tienen como punto obligado en sus discursos la evocación de los muertos”

Es evidente (ya hice una aproximación al tema en mi nota anterior: Recordar o no querer recordar? Esa es la cuestión -8/2/07) que hay elementos que el ser humano no puede manejar por falta de sustento moral y psicológico. El avance de la tecnología y las tentaciones que ello provoca han superado la capacidad de un equilibrado discernimiento. Mucho nos sorprenden y vanaglorian los desarrollos científicos logrados en los últimos 150 años – asombrosos, por cierto. Mucho también debería avergonzarnos la barbarie en la que estamos sumergidos, situación que no condice con tal evolución. Más bien, se ha retrocedido: qué nos diferencia de la plebe rugiente en el coliseo romano ante la feroz carnicería a los cristianos; o de las turbas enardecidas que aullaban alborozadas cada vez que la guillotina cercenaba cabezas durante la Revolución Francesa?

En su reciente libro de crónicas de guerra: Kabul- Bagdad- Teherán, Gustavo Sierra, periodista argentino de responsable trayectoria que mucho ha vivido los horrores de los últimos tiempos en Medio Oriente, manifiesta:”No tengo ninguna esperanza de que éstas vayan a ser las últimas guerras que tenga que ver mi generación. La estupidez es infinita y el ser humano es violento por naturaleza.”

El presidente de la nación más poderosa del mundo, al ser interrogado sobre el ajusticiamiento de Hussein (mientras hace lo posible por seguir enviando tropas a aquellos lugares desvastados por su propia decisión), elusivo y mordaz, dijo: “Creo que se han equivocado…Más parece un acto de venganza…” Es el mismo paranoico que luego del S/11 dijera compungido que “ese hombre (S. Hussein) quiso matar a mi papá.”

En fin, cosa veredes Sancho… En este mundo hipócrita. Y tan cruel.

Jorgelina Lagos
12 de Febrero del 2007
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jueves, 1 de febrero de 2007

Recordar o no querer recordar? Esa es la cuestión.

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Filme bello si los hay, La Vida Secreta de las Palabras, de la catalana Isabel Coixet, habla de un amor surgido entre dos seres desvalidos al amparo de circunstancias límite. Casi en el desenlace, debido al horror vivido por uno de ellos durante la guerra de los Balcanes, se plantean varias cuestiones alrededor de un mismo tema: la memoria.
Tiene sentido recordar el horror? Se elude el recuerdo para no escarbar en las heridas? Se avergüenzan los sobrevivientes de estar vivos?
Quién se acuerda del genocidio armenio, a menos que sean los propios interesados ( o sus descendientes)? Y del genocidio en Ruanda, las masacres japonesas en la Manchuria china en 1937 y los millones de víctimas del estalinismo?
Distinto es el caso, probablemente único, del exterminio nazi (en realidad la judía es una de las contadas comunidades que bien se ocupa de recordar aquellas atrocidades que hoy algunos niegan). O de lo que sucede en Africa toda, en Corea del Norte y la lista continúa...
El cine, la literatura, la música, el arte, en fin, dan sus respuestas. Poco satisfactorias, por cierto. Si algún atisbo de optimismo se vislumbra es más una expresión de deseo que una certeza.
Tengo algunos pocos ejemplos de los últimos tiempos, claros y contundentes. Veamos.
En la película Caminando Sobre el Agua (dir: Eitan Fox –Israel, 2004) un joven agente del Mossad, tras ultimar a un terrorista palestino y vivir una trágica situación personal, se resiste a obedecer cuando un jefe máximo le ordena encontrar a un ex jerarca nazi, octogenario que ha vivido (cuándo no) en Argentina, desde el fin de la Segunda Guerra Mundial y a quien debe eliminar. El agente judío muestra su ¿desdén? por esa parte de la historia que él no vivió, que considera asunto pasado y pisado y casi con olor a vejez. Como espectadora me sentí un tanto consternada y sorprendida.
En Dilemas de la Memoria (Edit. Norma, 2006), un emotivo ensayo que deja un gusto amargo y triste a la vez, el polaco Jack Fuchs (sobreviviente de Auschwitz), se cuestiona, él, que vivió el horror, en qué medida se justifica rememorar cada 8 de mayo el día de la capitulación alemana. En la pág.107 dice textualmente: "...me pregunto si no estaré solo en esta empresa... Por otra parte no confío para nada en ese simplismo de la política memoriosa. Sé que las buenas intenciones son precarias para evitar que las cosas se repitan. La memoria no limita la violencia. ¿Entonces para que recordar?”
En su tema La Memoria, el cantautor León Gieco plantea:"...la memoria despierta para herir a los pueblos dormidos que no la dejan volar libre como el viento..." En mi reciente espectáculo (permítaseme lo autoreferencial) tras hacer una enumeración de algunos de los horrores que desde siempre afligen a la humanidad y de agregar algunas estrofas del citado tema, pregunto al público (y me pregunto): “Maravilloso León, maravilloso...¿Pero servirá de algo?”
El pasado 23 de enero el mundo entero conmemoró los 62 años del descubrimiento de Auschwitz por los aliados en 1945. Con toda mi alma deseo que la respuesta a aquella pregunta sea afirmativa.
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Hacia dónde va la humanidad?

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Esta reflexión que me viene dando vueltas desde hace mucho y que se acentuó cuando dos semanas atrás ví "La verdad incómoda" pergeñada y conducida por el ex vicepresidente yankie Al Gore, es sólo un granito de arena en un intento de hacerle comprender a la gente, a la ciudadanía, a los habitantes del planeta Tierra, en definitiva, que nos vamos al diablo.


Creo que en general no se quiere pensar y sólo vemos la zanahoria delante de los ojos: hace unos días leí en uno de los dos diarios más importantes del país el comentario de la corresponsal en Bariloche. Opinaba alborozada que este verano los turistas pueden gozar del agua y del sol -algo inusual- gracias a los más de 30° que se regitran por allá... Mientras una amiga berlinesa me cuenta que aún no nevó este invierno y sabemos que los centros turísticos de esquí de Europa están prácticamente cerrados por falta de nieve y que un islote de hielo de 15 kms. de largo acaba de desprenderse de una región cercana al Polo Norte; que se pronostica que el 2007 será el año más caluroso en la Historia de la humanidad (aunque frunza la nariz ahora se puede determinar cómo) y que hay inundaciones por todo el orbe y que... Señores: la Naturaleza llora, se rebela, grita..!


En fin,vaya guardando la copia que tiene de "El expreso polar", ese tierno adefesio de Tom Hanks. En dos o tres años -revisando esas imágenes- podrá recordar que sí había un Polo Norte. Algo que se llamaba hielo y nieve. Y que hasta existía Papá Noel. O escarbe entre sus discos incunables hasta llegar a una antigüedad edulcorada que respondía al nombre de Bing Crosby que se deshacía cantando "Navidad Blanca"...
En pocas palabras, si no viene el gordito Alberto de Mónaco con su fundación ecologista o Carlitos de Inglaterra no se digna a viajar menos para mantener limpia la atmósfera...
Paren el mundo,que me quiero bajar...!


Jorgelina Lagos
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