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Por: Jorgelina Lagos
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Teniendo en cuenta nuestra realidad cotidiana, tiro al azar un par de preguntas: ¿Todo tiempo pasado fue mejor? No necesariamente.
¿Se tropieza dos veces con la misma piedra? Sí. Y muchas veces, más.
Al que nace barrigón ¿es al ñudo que lo fajen? Puede ser…
Ha dicho Vargas Llosa en un pensamiento – ensayo que ha dado vueltas por Internet en los últimos tiempos: “Este, que fue un país de vanguardia,¿cómo puede ser que sea el país empobrecido, subdesarrollado y caótico que es hoy?
¿Cree Ud, al igual que con mucha ironía dejó entrever Borges, que algunos argentinos somos irrecuperables o incorregibles? No lo podemos asegurar.
¿Piensa, como Marcos Aguinis manifiesta en su último trabajo literario ¡Pobre patria mía! que “hay bronca, que se ha vuelto generalizada y casi permanente y que Argentina merece otro destino?
Diríamos que sí.
Hace algun tiempo, llegó a muchas manos el facsímil de una página de una enciclopedia publicada en España en la época del Centenario de Argentina. Allí dice, refiriéndose a nuestro país, entre otros datos: “Todo hace creer que la Rep. Argentina está destinada rivalizar en su día con los Estados Unidos de la América del Norte…”(sic)
Entendemos que desde la época del 30 – cuando el mundo se sintió herido en sus raíces gracias a la Gran Depresión – venimos de mal en peor. También sabemos que otros países –y cuánto– sufrieron aquella debacle. Es más: vivieron de manera directa (en suelo propio) o indirecta (EEUU) los efectos de la Segunda Guerra Mundial. Nosotros, neutrales.
Ellos pudieron levantarse y avanzar. Nosotros, a los tumbos como paso de cangrejo.
Por éso me repito, al igual que usted, seguramente: ¿Argentinos, qué nos pasó?
Parafraseando a Baldomero Fernández Moreno, me atrevo a decir:
“A los argentinos; Señor, qué nos pasa? ¿Odiamos la bonanza, el orden, el honor?
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Por: Jorgelina Lagos
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Teniendo en cuenta nuestra realidad cotidiana, tiro al azar un par de preguntas: ¿Todo tiempo pasado fue mejor? No necesariamente.
¿Se tropieza dos veces con la misma piedra? Sí. Y muchas veces, más.
Al que nace barrigón ¿es al ñudo que lo fajen? Puede ser…
Ha dicho Vargas Llosa en un pensamiento – ensayo que ha dado vueltas por Internet en los últimos tiempos: “Este, que fue un país de vanguardia,¿cómo puede ser que sea el país empobrecido, subdesarrollado y caótico que es hoy?
¿Cree Ud, al igual que con mucha ironía dejó entrever Borges, que algunos argentinos somos irrecuperables o incorregibles? No lo podemos asegurar.
¿Piensa, como Marcos Aguinis manifiesta en su último trabajo literario ¡Pobre patria mía! que “hay bronca, que se ha vuelto generalizada y casi permanente y que Argentina merece otro destino?
Diríamos que sí.
Hace algun tiempo, llegó a muchas manos el facsímil de una página de una enciclopedia publicada en España en la época del Centenario de Argentina. Allí dice, refiriéndose a nuestro país, entre otros datos: “Todo hace creer que la Rep. Argentina está destinada rivalizar en su día con los Estados Unidos de la América del Norte…”(sic)
Entendemos que desde la época del 30 – cuando el mundo se sintió herido en sus raíces gracias a la Gran Depresión – venimos de mal en peor. También sabemos que otros países –y cuánto– sufrieron aquella debacle. Es más: vivieron de manera directa (en suelo propio) o indirecta (EEUU) los efectos de la Segunda Guerra Mundial. Nosotros, neutrales.
Ellos pudieron levantarse y avanzar. Nosotros, a los tumbos como paso de cangrejo.
Por éso me repito, al igual que usted, seguramente: ¿Argentinos, qué nos pasó?
Parafraseando a Baldomero Fernández Moreno, me atrevo a decir:
“A los argentinos; Señor, qué nos pasa? ¿Odiamos la bonanza, el orden, el honor?
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