lunes, 24 de noviembre de 2008

Bye Bye Berlín (Primera parte)

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Si, hace más de dos meses que no publico en este blog. Sucede que en mitad de octubre viajé a Berlín y estuve fuera un par de semanas. Al regreso me he dado tiempo para procesar parte de todo lo que viví porque fue una experiencia muy fuerte (palabra en uso aunque preferiría decir algo así como tocante o movilizador).


Mi propósito de este viaje no fue el mero turismo. Y si bien había estado en esa ciudad años atrás y sabía de los cambios realizados y ocurridos tras la caída del Muro, mi intención era muy distinta a la que me llevó allí en aquella oportunidad. Necesitaba por cuestiones profesionales vivir in situ algunos lugares que fueron claves en el momento de la Alemania nazi.


Y allí me lancé. Acompañada de una amiga alemana (además socióloga) que reside en esa ciudad hace más de 40 años, ella supo entender mis inquietudes. Siempre afirmo que tener una mano amiga en un lugar facilita enormemente la tarea lo que significa ahorro de tiempo y de dinero… En verdad, lejos de aquí –y sobre todo en Europa– el tiempo es oro…


De esa manera y en tiempo récord visité dos campos de concentración; hice un recorrido por los bosques de Grunewald, donde está ubicada la célebre mansión de la Conferencia de Wannsee; y estuve en la Humboldt Universität en la inauguración de una muestra llamada “Verraten und Verkauft” donde conocí a la hija de Albert Speer.


También hice turismo, no lo niego y Leipzig y Praga estuvieron en mi itinerario. Y la asistencia a la Deutsche Oper para disfrutar al maravilloso Vladimir Malakov y la visita a alguno que otro museo y la Puerta de Branderburgo y al restaurado Hotel Adlon como era en los 20; al Reichstag (incendiado en 1933 y reconstruído a nuevo) y al lugar donde antes se alzaba la cancillería pergeñada por Albert Speer y el búnker donde se mató Hitler- destruídos por los soviéticos luego de la derrota de Alemania– y que ahora pasan inadvertidos (hace poco se inauguró un cartel señalando el lugar) habiéndose construído allí edificios de departamentos y el Memorial a las Víctimas del Holocausto.


Pero voy a ir por partes pues seguramente no se entienda adónde quiero llegar. Estudio el fenómeno nazi desde hace más de veinte años pero, en vistas a un futuro trabajo literario, necesité estar en algunos de los lugares donde las aberraciones se llevaron a cabo. Y vaya que mi propósito se cumplió. Pero dejo las especificaciones de este tema para la siguiente nota.
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