martes, 9 de septiembre de 2008

Supernova

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Talento? Encanto? Carisma? Providencia? Suerte? Todo éso y muchos más factores conjugados hacen que, a veces, seres desconocidos hasta ese momento provoquen a su alrededor un estallido, un big bang -a su manera- y se ubiquen, allá, muy alto en el firmamento y desde ese instante pasan a ser astros refulgentes.


Anoche, lunes 8 de septiembre, los cordobeses que asistimos a la muy bella ex Capilla del Buen Pastor, fuimos partícipes de uno de esos acontecimientos que se inscriben en la memoria como inolvidables. En el marco del ciclo cultural de La Voz del Interior, se presentó el muy joven tenor Pablo Karaman.


Oriundo de la cercana localidad de Saldán, hace alrededor de cuatro años, luego de haber hecho sus estudios musicales entre nosotros y habiendo pasado por el Colón, tomó la gran decisión y cruzó el charco. Como él mismo dice, luego de la etapa inicial de cuasi turista, la realidad comenzó a imponérsele y no hubo tarea chica que no hiciera para sobrevivir y seguirse pagando su perfeccionamiento. Allá comenzó una carrera de la que ya han llegado murmullos hasta estos lares. A la larga y de manera casi mágica, todos esos factores se agrupan y estallan. Estallan ante los ojos y oídos arrobados de un público que, a partir de ese momento, le es incondicional.


El recital que dió Pablo marca un antes y un después en su carrera, no hay dudas. Como asimismo marca un hito en la lírica cordobesa. A sus jóvenes 30 años ni él mismo podía creer la comunión que estaba viviendo con los que allí estábamos. En verdad no hacen falta explicaciones. Sencillamente y por esas cosas del destino una nueva estrella había nacido.


Pablo Karaman integra la pléyade de seres privilegiados que reúnen dosis de audacia, inconsciencia (maravillosa, por cierto), autoconvencimiento y esfuerzo, mucho esfuerzo.
A partir de ahora un largo, maravilloso y a veces doloroso camino se abre ante sus pies. Pero no creo equivocarme cuando afirmo que anoche asistimos a una revelación.
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