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Ya lo dijo el gran bardo: “La vida es un gran escenario y todos somos meramente actores sobre él”. Más allá de tan maravillosa grafía literaria sobre lo que es el paso del humano por este mundo, algo se puede hacer para manejar los hilos invisibles y no dejarlos al arbitrio del Gran Dedo Gran, sobre todo cuando se habla del Libre Albedrío… Pues que de éso se trata precisamente. Y como quien no quiere la cosa y mientras trato de ir enfilando este blog hacia mi costado más poético, aquí les dejo una reflexión sobre tan importante tema:
puesta en escena
la puesta de la vida nos
enseña
que poco hay que de veras nos
proteja
actores somos de escenario enorme
por él vagamos
sin libreto
sin pautas de conducta
sin órdenes precisas
sin la guía eficaz y
protectora
de un buen director
de escena
librados al arbitrio de una suma
de vagas circunstancias
los otros
–ese infierno tan ajeno y tan
temido-
nos obligan a ciertas decisiones que
de no hacerlo
nos dejan fuera de ese gran juego
que es la fiesta de
la vida
como pobres marionetas permitimos
que los hilos los tensen
los demás
incapaces de repicar y al mismo tiempo
estar en procesión
vamos todos derecho a la
gran trituradora que
nos gana la partida
que muele y que
destroza
que se burla de ingenuos bien
pensantes
que creímos haber pasado por las
pruebas
a las que nos vimos sometidos
no se debe confiar
señores míos
de lo que llega casi por
azar
tracemos nuestro rumbo
en la medida en que
podamos
estar metidos en la procesión y
repicar
y movamos por
nosotros mismos
las riendas que
en el reparto
nos toca tensar
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