martes, 17 de julio de 2007

Figaro qua, Figaro là

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Jóvenes, esbeltos y viriles ellos. Alguno con una caja torácica que recuerda los físicos que ostentaron un Caruso en otras épocas o un Domingo o un Cura en nuestros tiempos. Voces poderosas que se le animan a un Simon Boccanegra o a un Alfredo con las maravillosas inflexiones del bel canto. Gráciles y femeninas ellas, con voces que rozan la coloratura de una Lilí Pons o las profundas sonoridades de una Teresa Berganza.

Se van presentando con timidez al comienzo; más entrados en confianza después. Los números musicales se suceden. Los universos maravillosos de Mozart, Puccini, Verdi, Rossini y Donizetti cobran vida. Vamos descubriendo a Basilio; a Julieta y Don Pasquale. Llegan Nemorino, Lucía, Federico; Alfredo y Violeta, Lakmé, Dalila...en fin, la ópera está poblada por miríadas de personajes. Son ellos, los actores - los que se calzan las máscaras de la comedia y de la tragedia - quienes nos guían en la ilusión convenida, siguiendo códigos que todos aceptamos. Al menos, los que amamos el arte de la ópera.

El Teatro Real ( tan querido!) ha abierto sus puertas una vez más para una noche rutilante. Y este grupo de nueve integrantes ha llegado a un gran escenario; a una de esas oportunidades que todo artista anhela tener para poder demostrar lo que sabe. Algunos ya han volado hacia otras latitudes desde que se fundara en 1993. Si hasta el gran Marcelo Alvarez - un número uno de estos tiempos - pasó por sus filas!

Sus nombres recién se están haciendo oir. Pero preste atención: puede que muy pronto usted se entere de que andan generando risas y lágrimas por otros escenarios. Ellos son: Jesica Alvarez, Nancy Barrera, Ximena Urrutia, Susana Pucher (sopranos); Alejandra Allarague ( mezzo); Miguel Fernández y Carlo Tecchio ( tenores); Sebastián Veronesi (barítono) y David Pullen ( bajo-barítono).

Son los nueve integrantes de la Agrupación Lírica Otilia Armas, un grupo de jóvenes que le quitan horas al descanso y a sus obligaciones familiares y profesionales para ir en pos de un sueño. Son los cantantes que a lo largo de los años ha venido forjando y puliendo con fe, paciencia y amor esa gran maestra del canto que es Norma Risso.
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