martes, 8 de marzo de 2011

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Vergüenza ajena
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por Jorgelina Lagos



Hace alrededor de seis años, en su columna del diario Página 12, el filósofo argentino José Pablo Feinmann, a propósito de la tele vómito (peor que la tele basura), apuntaba lo siguiente
“Es todo por hoy. O no, hay algo más: hará apenas unos días, a raíz de cumplirse 250 años del nacimiento de Mozart, hubo un concierto al aire libre en el Monumento a los Españoles. Asistieron 100.000 personas. A la gente no le gusta la mierda, pero si es lo único que le dan, si es lo único que come, va a seguir comiendo. Algo tiene que cambiar aquí. Se cumplen cinco años de diciembre del 2001: “¡Que se vayan todos!”. Con la TV Vómito es muy fácil. Sólo hay que apagar el televisor.”


Qué bueno, pensé alborozada, este señor, sin pelos en la lengua, dice lo que hay que decir. Pero los años pasan y la gente cambia…Pocos días atrás el señor Feinmann fue invitado al programa Palabras más, palabras menos, que se emite por TN Noticias, para opinar sobre la cuestionada – por los intelectuales que conforman Carta Abierta - invitación al reciente Premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa. Junto a Martín Caparrós, debía exponer su parecer sobre tal invitación. Hace tiempo que JPF (como tantos otros en Argentina) no disimula su simpatía por el gobierno actual. Otro de los que pusieron el grito en el cielo por la invitación.


Pero voy a cometer una digresión para luego volver sobre este personaje. Que lo es, sin dudas.


Sigo. El periodista Joaquín Morales Solá, refiriéndose a la situación provocada por los integrantes de Carta Abierta y advirtiendo que su gente había metido a la Presidente en un brete dijo, en una nota aparecida tres días atrás en el diario La Nación:
“…la izquierda de su propia fracción la sorprendió con otro zafarrancho: pidió que Mario Vargas Llosa fuera censurado como orador principal de la Feria del Libro. Es un contrasentido que intelectuales clamen al cielo por la censura. Pero el kirchnerismo cree que todo le pertenece: esa feria es un evento privado que puede hacer lo que quiera en un país supuestamente libre. Los intelectuales kirchneristas ni siquiera han leído a Vargas Llosa; el célebre escritor es el más persistente luchador, entre los escritores latinoamericanos, contra los autoritarismos de cualquier signo, sean militares o civiles.
Sólo la última dictadura militar censuró a Vargas Llosa y a Julio Cortázar. Una vez más, la historia demuestra que la matriz del autoritarismo es una sola. ¿El pensamiento económico de Vargas Llosa es liberal? Sí. Pero ¿acaso la opinión es un delito en la Argentina de hoy? Vargas Llosa no es un liberal. ¡Es el último premio Nobel de Literatura! , se escandalizó un peronista que solía frecuentar al kirchnerismo. Es ahora también, quizás, el escritor con más repercusión periodística en el mundo. Es lo que Cristina entrevió en soledad cuando ordenó frenar la censura contra Vargas Llosa; éste vendrá a la Argentina, pero nada lo salvará del acoso y la agresión del kirchnerismo más rancio. No importa. Vargas Llosa es un escritor excepcional, pero también un hombre con un enorme coraje”

Por su parte el periodista Juan Cruz, del diario español El País escribía lo siguiente al respecto:
Entristecido, y sorprendido” - se ha mostrado Vargas Llosa - “sobre todo porque esa actitud haya sido encabezada por el director de la Biblioteca Nacional; que sea él quien pida un veto, una censura, con unos argumentos nacionalistas tan pequeñitos, tan estrechos, es desmoralizador.
Eso, agrega, “no está a la altura de lo que es la cultura argentina”. Mario Vargas Llosa ha escrito resmas enteras de textos sobre algunos de aquellos personajes sobre los que se edifica el conocimiento exterior de la cultura argentina de los últimos siglos; y, por supuesto, también ha escrito contra el Gobierno actual, y contra gobiernos pasados, como la ominosa dictadura, que también le vetó. Desde ese puesto de vigilancia intelectual y literaria, y también política, asistió perplejo ante la propuesta de veto.
La propia presidenta intervino para que no prosperara el veto. El Nobel dice: “Le agradezco a la señora Kirchner su intervención y me da la impresión de que es más lúcida que los intelectuales que la apoyan”.

Ahora sí, vuelvo al tema que causó esta digresión. Cuando las cámaras de TN volvieron al piso, en uno de los bloques de Palabras más, palabras menos, se lo vio a Caparrós y a los conductores pero Feinmann brillaba por su ausencia. Sorpresa: salió al aire vía telefónica arguyendo que la esposa había salido, él se había quedado encerrado en su casa y…por lo tanto no podía llegar al estudio! Por lo demás, no fue muy contundente en manifestar su rechazo a V. Llosa en la apertura de la Feria del Libro.

Como bien reflexionó una amiga a raíz de esta comedia de enredos:
“El hecho de que Feinmann los dejara plantados a Tenembaum y Zlotogwiazda, y tuviera que hacerse oir por teléfono porque se quedó encerrado en su casa… describe muy bien el calibre de su intelecto. Se puede entender a Heidegger y seguir siendo un imbécil y el hombre nos está dando sobradas pruebas de ello.”

Cabe agregar que situaciones como éstas (por un lado el autoritarismo y la censura y por otra, la estupidez) me provocan vergüenza ajena.

¡Ah! y como bien opinaba el propio Feinmann: “Sólo hay que apagar el televisor”

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