viernes, 8 de enero de 2010

.
.
“Con Jorgelina”
.
.
por Jorgelina Lagos
.
Como comienzan muchas cosas importantes en la vida, esta historia comenzó casi sin haberla pensado. El 8 de marzo de 2009 yo le daba el puntapié inicial a un programa de radio que, en verdad, no sabía muy bien qué formato tendría. Sí sabía que daría mis pareceres sobre cine, teatro, literatura y todo lo que, de una u otra manera, ha venido develándome en las últimas décadas. Es decir, difundir y apuntalar la cultura artística; la razón de mi vida (uy, qué feo suena ¿no?), por otra parte.


Días antes de comenzar a gestar aquel primer programa, alguien, avisado, se apresuró en decirme: “Vas a comenzar el Día de la Mujer”. No pude ocultar mi sorpresa y turbación.
Sentí que, de alguna manera, la circunstancia me obligaría a abordar el tema. Yo, que detesto “los días de” que siempre hacen alusión a minorías desprotegidas por la sociedad (aunque los comprendo, pues por algo existen), decidí tomar la oportunidad y sacarle provecho. Así, a los tumbos, sin una idea muy clara todavía, me lancé a dedicarle aquel primer domingo a LA mujer. ¡Qué dilema! Y bueno, fue un programa un tanto improvisado, sobre la marcha, con todo el material literario que anda dando vueltas por allí: Neruda, Machado, Hernández, etcétera, tratando de no caer en la cursilería. Y en lo musical allí estuvieron desde Naná Mouskouri, pasando por Paloma San Basilio y Frank Sinatra, hasta llegar a un Plácido Domingo cantando algún bolero de Agustín Lara.


Todo anduvo muy bien y el recién nacido fue recibido con aplausos. Yo, feliz.
Hasta que alguien me sugirió: “¿Vas a seguir esa tónica? ¿Cada programa abordará un tema específico?” Debo decir que la tal pregunta me obligó a tomar una decisión: sí, así lo haría. Cada programa se referiría a un tópico puntual. De esa manera, casi sin cavilarlo, se me aclaró el panorama. Trataría de encontrar fechas, personajes, efemérides, conmemoraciones, movimientos artísticos, sociales e históricos que significaran un punto de partida y una reflexión.
Y, como todos sabemos, el pensamiento debe ser envuelto en un papel de colores atractivos - y con un bello moño, si es posible - para captar la atención. El mensaje radial es fugaz, efímero, inasible: lo sé por experiencia. En el caso de este programa, el envoltorio serían los temas musicales que adornarían a cada uno y le añadirían su cuota de sustancia y cerrarían la idea propuesta.


Sabía que me había metido en una cuestión ardua. Pero amo los desafíos y me lancé al ruedo. Por eso, el segundo programa, el del 15 de marzo, versó sobre la frase del bardo de Avon: “La vida es un escenario y todos somos meros actores sobre él”. Con lectura de trozos de “Como gustéis”; con reflexiones propias acerca del sentido de la existencia; con poesía referida al asunto; con el aporte del ingenio de Sabina (que de la vida sabe y mucho); con momentos musicales de María Elena Walsh interpretados por Susana Rinaldi; con Monserrat Caballé y Freddy Mercury entonando el descomunal “Barcelona” y con la cereza del postre en la voz de Sinatra haciendo “A mi manera”, el segundo programa me dejó casi satisfecha (nunca del todo, ¿eh?) y así me preparé para el siguiente. Para entonces, ya un montón de nuevos amigos radiales (y virtuales) se había incorporado a mi vida y yo entendía que el esfuerzo estaba valiendo la pena.


A lo que siguió después se lo seguiré contando en nuevos envíos (como llama el Dr.
Héctor Rubio a estas notas). Mientras tanto, lo invito a que los domingos a las 11 de la mañana, por 105.5 - FM Cielo – sin tomarme vacaciones: faltaba más – usted, con toda su buena voluntad siga escuchando “Con Jorgelina”. Después del valioso programa de René Sierra, claro.

Lo espero.
.
.