lunes, 30 de junio de 2008

Una ciudad, dos destinos literarios

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Han caído a mis manos sin casi buscarlos (al menos en lo que al de Angela Becerra se refiere). Estoy hablando de tres novelas de los últimos tiempos –de las más leídas, por cierto– que he venido leyendo con alborozo en un caso, con un tanto de desconcierto en otro.
Lo primero se me produjo con los últimos dos trabajos de Carlos Ruíz Zafón (La Sombra Del Viento y El Juego del Angel). Lo segundo, si se me permite, al leer una de las novelas de la llamada autora del “idealismo mágico”.


La Barcelona de comienzos del siglo xx es la protagonista latente, por cierto, de estos trabajos. Y a decir verdad, ambos escritores conocen la ciudad y sus secretos como a las palmas de sus manos. Los dos han sabido aprovechar lo que de gótico y fantasmal tiene en su esencia y en su historia. Maravillosa Barcelona que lucha permanentemente por su autonomía y por destacarse por sobre su eterna rival: Madrid.


Carlos Ruíz Zafón la ha descripto elípticamente en estos trabajos plenos de sugerencias y misterios, donde hasta lo sobrenatural fluye con naturalidad. Pluma maestra (o PC maestra) de uno de los literatos emergentes de mayor valía. Amante de los dragones –como él mismo lo confiesa– sabe descubrir y describir los misterios de las sombras como nadie pues lo fascina el mundo del Mal y las Tinieblas. Más allá, toda su prosa es una lección del buen escribir.


En cuanto a Angela Becerra (autora de De los Amores Negados y de El Penúltimo Sueño) debe admitirse que sus libros se venden como pan caliente y la prensa internacional –sobre todo la colombiana, de donde es oriunda– y la española – donde vive desde hace muchos años y ha forjado una sólida carrera profesional- le han cantado loas y le han otorgado distinciones. Entre otras opiniones leo: “desde hacía mucho tiempo la literatura hispanoamericana no recibía con tanto alborozo una historia de amor presentada desde un punto de vista femenino con tanto acierto”
Si en verdad es así, lamento no pensar muy positivamente del llamado “punto de vista femenino”. A qué se refiere? Es que para ser femenina hay que ser cursi? Se deben forzar las situaciones para resolverlas mágicamente? Para colmo, todo envuelto en tules y vientos; en remolinos de pasiones encontradas; en destinos con finales felices sí o sí (aunque les toque a los descendientes)…


Pienso tal vez con demasiada suspicacia que tantos encomios por parte de la prensa se debe a que AB ha trabajado y está relacionada con diosymaríasantísima en el mundo literario. Si no es así, en verdad no entiendo tanta hipérbole y ditirambos.


Qué queda entonces para Ruíz Zafón? Un Nobel sería poco.
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domingo, 29 de junio de 2008

Caminos de hierro

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Qué interesante es saber lo que ocurre en otros lugares del mundo, para, de alguna manera, tener un abanico de referencias a la hora de opinar, de meditar; de coincidir o no…
Esto me viene a cuento por algo que vengo comprobando en los últimos tiempos y, si se quiere, a través de Internet.


Certámenes literarios de narración y poesía; concursos de fotografías; de corto o mediometrajes; de guiones cinematográficos; encuentros; foros, etcétera. En fin, lo más variado que imaginar se pueda alrededor de un único tema, preponderante: el ferrocarril. Sí, sobre los trenes… pero no en nuestro país, por cierto. Sino en España, un lugar donde, es evidente que, pese al avance y al desarrollo, las cosas no se confunden.


Oh, los trenes! Los maravillosos mundos que hemos vivido los chicos y grandes de otras épocas gracias a la existencia de este genial desarrollo del hombre! Recuerdo que allá por la década del ’50 para ir y venir de o hacia Rosario o Buenos Aires, lo hacíamos por tren.
Salíamos de Retiro al atardecer pues la mayor parte de la travesía se hacía de noche para poder descansar en los camarotes. Cuánto remilgo! Cuánta magia! Vestirse de etiqueta para ir a cenar al coche-comedor. Room service para los rezagados o los que por diversas razones no podían llegarse hasta allá. Luego, dormir mecidos por el traqueteo. A la altura de Rosario, siempre me pasaba lo mismo y no escarmentaba: por un cambio de máquina, parecía como si en vez de avanzar, el convoy retrocedía. Pero claro, no podía despertar a los otros miembros de la familia que ya estaban descansando…la zozobra debía sufrirla solita, sin decir ni pío.


Pasar por Villa María a la hora del desayuno (otra ceremonia). Y después de toda ese trayecto que aparentaba ser interminable, la llegada a la estación de Córdoba! Mi padre esperándonos en el andén, seguro. Todo esta mise en scène era idéntica si el viaje se hacía en el sentido contrario…


Magia y desarrollo de otros tiempos que nada ha podido suplir en esta Argentina desvencijada y empobrecida. Y en la que nos quieren vender gato por liebre…Mientras en otros países (sí, ya sé, del Primer Mundo ellos y por qué nosotros no?) se destaca el uso de los caballos de hierro y de la prosperidad y confort que ello significa, aquí nos quieren hacer creer que con el “tren bala” vamos a cicatrizar viejas heridas. Ya lo dice el perspicaz Mario Bunge, físico y filósofo argentino que vive desde hace cuarenta años en Canadá, cuando se lo consulta sobre este disparate: ¿Porqué no adoptar un plan mucho más barato y más útil: restaurar las vías férreas que fueron desmontadas por el gobierno de Menem?


Sí. ¿Por qué no?
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domingo, 15 de junio de 2008

Donne

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Es un gozo. Es una orgía (epa! Mental, eh?) Es una maravillosa realidad. El cine del mundo -con Argentina en primerísismo lugar– se está llenando de directoras, de nombres femeninos que le hacen honor a la calidad, a la verdad, a la condición humana. Semana tras semana, los cinéfilos vemos con asombro cómo y cuánto de mano apta ¿femenina? hay detrás de filmes excelentes, capaces de competir en los mayores escenarios del mundo.


Ya el mundo del cine no se limita a darle cabida sólo a estrellas o actrices que ponen rostros bellos y expresiones adecuadas. También el opaco oficio de script-girl ha caído en desuso. Ahora, el trabajo de director de cine, “el más estresante del mundo” al decir de los hermanos Coen, es compartido por mujeres en todas las latitudes donde haya una cámara rodando…


Para ubicarnos, y para comenzar, hago una breve reseña de algunas de las realizadoras que en otras tierras, con mínimos recursos, con ideologías adversas en muchos casos, están reflejando al mundo con ojos de mujer. Desde la ya cimentada Mira Nair (Salaam-Bombay-1988, Kama Sutra-1996, El Buen Nombre-2006), que desde su India natal se ha venido encargando de contarle al mundo cómo es su cultura exquisita y cómo miembros de ella han llegado a suelos extranjeros buscando un lugar y una posibilidad de trabajo, a la danesa Rosanne Bier (Después del Casamiento- 2006) que sabe adentrarse inmejorablemente en las profundidades del alma humana.


Persépolis (2007), una producción animada de la iraní - educada en Francia - Marjane Satrapi acaba de deslumbrar al mundo con su mirada concisa y perspicaz de la historia malhadada de su vapuleado país. Por otra parte la libanesa Nadine Labaki muestra en Caramel (2006) los anhelos de las mujeres en una sociedad cuyos recursos están a años luz de lo pretendido.
En Afganistán las hijas (varias) del renombrado Moshen Makhmalbaf (Kandahar – 2001)han seguido los pasos de su padre dando trabajos de inusual belleza.


Llegamos a lugares más cercanos a nosotros geográficamente. España tiene dos magníficos exponentes en Isabel Coixet ( Mi Vida Sin Mí – La Vida Secreta de las Palabras) y en Icíar Bollaín (Te Doy Mis Ojos). En Francia la talentosa actriz Julie Delpy, aclamada tras su aparición en las deliciosas Antes del Amanecer (1995) y Antes del Atardecer (2004), ahora ha decidido tomar el toro por las astas (perdón, la cámara) y ha dirigido 2 días en París con el desparpajo y la frescura que la caracterizan (también fue guionista de los filmes nombrados en primer término).

Y antes de llegar a dónde en verdad quiero (NUESTRO país) paso por EEUU y Canadá para recordar a una Sofia Cóppola; a la deslumbrante puestista Julie Taymor (Titus-1999, Frida-2002); a Tamara Jenkins (La Familia Savage–2007) o a Sara Polley que después de enternecer como actriz en Mi vida sin Mí (2003) o La Vida Secreta de las Palabras (2005), se ha puesto detrás de cámara para realizar una propuesta tan sentida y emotiva como es Lejos de Ella (2007).


Llegamos, ahora sí, al cine argentino. Y la cantidad de nombres abundan y asombran.
Además, algunas directoras siguen en carrera después del jugado puntapié inicial de la ópera prima. Veamos:
Albertina Carri; Celina Murga; Anahí Berneri; Sandra Gugliotta; Vera Fogwill; Paula Hernández (Herencia –Lluvia); Julia Solomonoff; María Victoria Menis, Inés Braun(La Ronda-2008), entre otras. Para dejar en último lugar, destacado, a la laureada y polémica Lucrecia Martel ( desde La Ciénaga a La Mujer sin Cabeza); a Lucía Puenzo y su notable XXY y a la debutante Lucía Cedrón, autora de la impecable Cordero de Dios. Mientras, muchos de los colegas masculinos de la última década han ido quedando en el camino ( mencionarlos sería impiadoso).


En aquellas cinematografías de recursos poderosos no se involucran en grandiosas superproducciones. Por el contrario (más allá de medios económicos) van a lo profundo y a lo meduloso. Queda dilucidar en qué grado la óptica femenina difiere de la masculina. Personalmente, no estoy muy segura de que haya grandes diferencias, más allá de preferencias y gustos. Y de la opinión de un técnico en la materia, como es John Gray…


Lejos estamos de pioneras como M. Luisa Bemberg y mucho más de Leni Riefenstahl, es cierto. Y también es cierto que ya el mundo de la cámara cinematográfica le pertenece en igual medida a la mujer.
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