domingo, 7 de octubre de 2007

Córdoba fue una fiesta

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Durante toda esta semana hemos vivido –los que amamos el teatro- al compás de este VI Festival del Mercosur. Fue sobresaliente y cuidado. Cundieron (como siempre sucede) las vanidades, pero eso es harina de otro costal. La verdad es que, sin intentar competir con el reciente de Buenos Aires, tuvimos momentos de lujo. Y por sobre todo, se le dio mucha importancia a Latinoamérica y sus representantes, una carencia que se hizo notar en el porteño.

Y así, teniendo a parte del teatro del mundo en las narices, me ha quedado un intríngulis sobre algo que me ha sorprendido y que son dos aspectos que vengo observando en los últimos tiempos: por un lado los oportunismos y por otro los despropósitos. Paso a comentar por partes.

Algunas compañías – locales o no- se esfuerzan por conseguir el aplauso fácil del público y hacen concesiones y otorgan complacencias sin sentido ni razón, a veces desvirtuando a la propia obra. Sucedió con la puesta de la Comedia Cordobesa (“La ópera de tres centavos”). Pero también cayeron en esa tentación elencos tan prestigiosos como los de Brasil a cargo del tan reputado Gerald Thomas y el de México con el elenco de Ciertoshabitantes… Dos propuestas de altísima calidad que más que hacerme reir ante semejante despropósitos, consiguieron que sintiera pena…

Otra de las cuestiones que despiertan mis desvelos ( es un decir) es escuchar a espectadores que ante la más mínima oportunidad sueltan la carcajada libre y fácilmente, aún en las situaciones más terribles y uno se pregunta: de qué se ríen? Sucedió la noche en que el gran Mauricio Dayub ponía sus “4 jinetes apocalípticos” en escena. Una espectadora se rió durante todo el tiempo aún ante las situaciones más duras…Grotesco había, humor negro había… pero reírse durante todo el transcurso de la obra… Yo me pregunté: No será demasiado? A la salida un periodista fastidiado mencionó a viva voz el hecho y hubo un cruce de palabras entre ellos.

Pero la perlita de todo ésto la vino a poner lo ocurrido la noche en que el grupo Ciertoshabitantes de México presentara “De monstruos y prodigios”, una verdadera joya teatral que trata la tragedia de lo castrati durante 300 años con una vivacidad, un humor y un refinamiento dignos de ser tenidos en cuenta. Luego de reírme con
regocijo, de vivar encantada y de hacer todo lo que uno hace cuando se entusiasma, vió?, a la salida un espectador furioso salió de la sala echando putas, vociferando: Esto es una mierda! De qué se ríen? Es una mierdaaaa!!!
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