lunes, 2 de julio de 2007

Unos lloran y otros ríen

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Hay dolores y dolores. Pero no hay medida. Quién puede hablar de medida en el dolor? Lo cierto es que cuando un amigo se va, y sobre todo si te ha hecho pasar buenos ratos (para eso son los amigos, no?) la nostalgia es más grande… Se fue el Comedia… Así, sin más. Adónde se irán los duendes de un teatro cuando éste se quema, se desmorona, se destruye? Creo que se quedan esperando, agazapados, a que los espíritus que aman la belleza, lo noble, lo elevado, los convoquen de nuevo…

Viejo y querido Comedia. Recuerdo en la década del 60 cuando mi madre me llevó por primera vez a esa sala para deleitarnos con Dolores del Rio que venía con toda la gloria a ofrecer “El abanico de Lady Windermere” de Wilde…Se cortó el tránsito en la calle. Una muchedumbre pugnaba por entrar… Mientras, el mundo temblaba ante la posibilidad de un ataque a Cuba por las fuerzas de EEUU.

Pasaron los años. La sala también se dedicó a la exhibición cinematográfica, cuando los dueños de la CCC – léase familia Molina - decidieron destinarla únicamente a ese rubro. Pero con el tiempo la cosa se aflojó y volvió a ser sala teatral (llegó a programarse a Maia Plisestkaia), muchas veces alternando con la presentación de ciclos o filmes de excepción: Otelo y La Traviata de Zeffirelli o Nijinsky de Herbert Ross - con el argentino George de la Peña - junto a versiones destacadas de óperas filmadas en los escenarios más grandes del mundo.

Con la democracia y sus aires volvió el teatro a asentar sus reales. Nuria Espert y Yerma con la dirección de Víctor García me deslumbraron. Llegaron los Festivales de Teatro y también les dieron albergue a las compañías más diversas y a los públicos más heterogéneos y alborozados.

En los últimos tiempos, administraciones desidiosas lo habían desmerecido. Y ante la amenaza de que se vendiera el predio al mejor postor, la municipalidad local lo adquirió. Pero se lo veía desmejorado y se hacía lo que se podía, casi a los ponchazos. Ahora se quemó - o lo quemaron? - pero casi seguro, los duendes están por las inmediaciones esperando que los convoquen nuevamente…

Mientras tanto, el Real acaba de cumplir – dos días después del incendio - sus gloriosos ochenta años. Una joya que se recuperó luego de mucho esfuerzo y dedicación. A Juan Adrián Ratti, su actual director, le tocó esta enorme tarea. Ha logrado un espacio inmejorable para llevar a cabo las tareas propias de un centro cultural, que, en definitiva, es en lo que se ha transformado.

Los duendes del T. Real volvieron a ser convocados, luego de verse relegados y ninguneados durante años. Estoy convencida que lo mismo pasará con los del Comedia.
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