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Ensañarse con los humanos es atroz y deleznable actitud de aquel que detenta el poder y lo ejerce autoritariamente. Pero siempre queda flotando la duda que emana de la equiparidad de condiciones. Es una lucha que ganará aquel que se imponga por la fuerza bruta o la astucia o las armas, pero bien mirado es una lucha entre iguales. Empero, ensañarse con los seres ¿inferiores? por pura prepotencia, con aquellos que la naturaleza ha nivelado hacia abajo por pura casualidad, es síntoma de inmoralidad y barbarie que debería avergonzar al más pintado.
Por supuesto, esta es una nota que surge a partir del Día del Animal. Y confieso: qué solos nos sentimos los que compartimos la piedad y la consideración por nuestros hermanos menores. Francisco de Asís con bondad y dulzura los llamaba de esa manera, pero a una gran mayoría sólo le debe sonar su nombre a través de la edulcorada versión que de su vida hiciera Franco Zefirelli. Mahatma Gandhi, hombre santo, decía que “ la grandeza de una nación y su progreso moral pueden ser juzgados por el modo en que tratan a sus animales…”
Hace poco tiempo, encontré en Youtube un video- en realidad, la película completa, de poco más de una hora- titulado Earthlings, Habitantes de la Tierra http://www.youtube.com/watch?v=GhxKnys7Ryw . Un documental estrenado durante 2006 no distribuído comercialmente, algo que no asombra luego de echarle un vistazo. Con cámaras ocultas y a lo largo de varios años, el director Shaun Monson ha relevado las crueles y horripilantes condiciones en que se matan a seres indefensos en pos de intereses espúreos que abarcan la gastronomía, el comercio de pieles y las pruebas de laboratorio. Si puede, no deje de verlo.
Joaquin Phoenix, narrador del documental, opina que aquel que lo vea no podrá permanecer indiferente. Mucho lo dudo. Tiempo atrás, Susana Giménez - señora paqueta si las hay cuya mascota Jazmín disfrutó de mimos inauditos en su momento - en el divertido diálogo que semanalmente mantiene con Antonio Gasalla, personificado como la mordaz Mamá Cora, ante un alusión a métodos cavernícolas para matar pollos y gallinas (retorciéndoles el cogote, etcétera), exclamó con tono horrorizado: ¿Cómo, no vienen en blisters?
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