sábado, 26 de abril de 2008

Qué pregunta!

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Pocos días atrás la comunidad teatral cordobesa –liderada por la gente del complejo cultural María Castaña– le rindió merecido homenaje a Mabel Brizuela, catedrática, estudiosa de las letras en general y del teatro en particular quien desde su tarea docente e investigativa le ha aportado mucho a la labor escénica local. Con su habitual modestia y sentido del humor (y al momento de agradecer), Mabel contó su sensación e hizo referencia al inefable Joaquín Sabina, quien en una ocasión semejante al preguntársele cómo se sentía, contestó lacónicamente: “Póstumo”.

Más allá del sentir individual y confiando sinceramente en sus palabras, tal sentimiento me remitió inmediatamente a una nota que había leído esa misma mañana (24 de abril) en el diario El País de España. Es una entrevista que uno de los periodistas fundadores del periódico, Juan Cruz (notable literato, a su vez), le hiciera en Lisboa a José Saramago, quien aparentemente viene recuperándose de una grave dolencia que lo ha tenido a maltraer en los últimos tiempos.

Entre otras cosas y como no dándole la importancia que en verdad tiene el asunto –para el propio interesado, al menos– Juan Cruz le pregunta:

-¿Cómo se siente? Creíamos que no lo iba a contar…

El autor se defiende como gato panza arriba, diciendo que él no ha resucitado, que en realidad “ha regresado”…
Sigue el periodista insistiendo si siente rabia “por estar perdiendo la vida y si se ha resignado” a la tal situación. Saramago le da vueltas a la cosa y hace lo que puede para salir airoso…

Me pareció cruel la manera en que se trató el asunto y más allá de la verdad periodística que todo profesional en la materia sabe que debe primar, creo que los menos años de Juan Cruz no le dan derecho a ser tan incisivo. Sobre todo teniendo en cuenta que está hablando con un hombre de 85 años…

Por mi parte, valoro el trabajo de dicho periodista – fíjese que mi blog tiene desde siempre un link que va directo a la página de él - pero creo que hasta éticamente hay cosas que no deben hacerse.
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